NFTs: Tokens no fungibles

En este artículo vamos a hablar de los Non Fungible Tokens o NFTs: los cromos digitales. Si no has estado metido en una cueva en los últimos meses, aunque con la situación de pandemia es posible que hayas vivido como un ermitaño, serás consciente de que ha llegado un nuevo participante al juego del Hype dentro de blockchain (y ya sabemos que los participantes en este juego, cuando hablamos del mundo cripto, no se andan con remilgos) con forma de coleccionables digitales.

 

Qué es un NFT?

Un token no fungible se podría considerar como una pieza única digital que es posible intercambiar y que es susceptible de coleccionar o atesorar. Como es posible que esta definición no te haya dicho demasiado, vamos a intentar trasladarlo a ejemplos del mundo real: creo que todos podemos conocer los álbumes de cromos o postalillas que hemos circulado en el colegio o en los que estamos invirtiendo un pequeño capital periódico para que nuestros hijos puedan intercambiar en el patio.

El interés en estas colecciones está en que ciertos elementos de la misma suelen ser escasos y, por lo tanto, valiosos para el que está intentando completar la colección, llegando incluso a ofrecer la mitad del taco de postalillas para conseguir el ansiado cromo de ese portero rumano que te permitiría completar el álbum del Mundial de fútbol de Italia 90.

Ya han pasado muchos años desde aquel mundial y el niño que sigue habitando en ti ahora juega con la posibilidad de un presupuesto más amplio para este tipo de aficiones. ¿Qué pasaría si de repente se cruza en tu destino ese cromo que reserva un hueco especial en tu memoria, pero en este caso firmado por el susodicho guardameta (y con algún tipo de certificación de que esa firma es auténtica claro)? Posiblemente el mismo crío que intercambió la mitad de sus activos (cromos) por ese elemento raro, pero no único, tenga la tentación de ofrecer una cantidad de dinero bastante inexplicable para el resto de los mortales por poseer ese elemento único.

 

Para qué sirven?

En este punto, posiblemente estéis pensando que esa persona sea un friki tarado y que no tiene sentido el desembolso realizado por un simple trozo de papel. ¿Y si hablamos de obras de arte? no deja de ser una variación del mismo concepto: siguen siendo elementos únicos, escasos, que el poseedor le asigna determinado valor, con la diferencia de que ese valor está más normalizado, aunque no dejen de sorprendernos las noticias de valoraciones desorbitadas en este sector.

Hay ciertos elementos comunes en la valoración de estos y de tantos otros coleccionables similares (la pelota de baseball con la que se anotó una home run histórico, el vestido que utilizó Marilyn para felicitar el cumpleaños a JFK, un pelo de Elvis o incluso un chicle usado). Por un lado la escasez, si estos elementos no son únicos, o lo más raros posible, no tendrán tanto valor. Si el cromo del portero del ejemplo inicial era valioso por escaso cuando niño, al estar firmado esa rareza se multiplica y se incrementa su valor. Por otro lado tiene que ser posible verificar que son auténticos y no ser fácilmente replicables. El mercado paralelo de las copias (y falsificaciones) en el mundo del arte posiblemente sea tan importante como el de los originales.

La diferenciación entre un token fungible y un no fungible puede ser sutil, incluso transitar de un estado a otro: las monedas pueden ser el caso más paradigmático de token fungible, el valor de una moneda de un euro en circulación es intrínseco a la propia moneda y no hay diferencia entre dos monedas o billetes, aunque tengan un número de serie diferente o una estampación particular. La cosa cambia cuando hablamos de numismática, esas mismas monedas, que en su día no eran más que tokens fungibles, pasan a ser tokens no fungibles y a tener un valor diferencial cuanto más rara sea su procedencia.

 

Blockchain

Retomemos ahora la definición de NFT: son activos digitales únicos (mayoritariamente) o escasos que son susceptibles de coleccionar e intercambiar. Se puede decir que desde el nacimiento mismo de internet existen estos activos digitales: un nombre de dominio es un activo digital único que puede llegar a intercambiarse por una importante suma de dinero. Entonces ¿por qué es ahora, en la era blockchain, que se ha disparado el interés en estos NFTs?

Con la tecnología blockchain se consigue evitar el problema fundamental que conlleva el intercambio de los activos digitales y que ya vimos que se solucionaba con bitcoin (que es un token digital fungible): el doble gasto. Sin este control, el poseedor de un activo digital puede realizar copias del mismo y distribuirlas sin ningún control, pasando a perder el valor. Si el registro del activo se hace sobre una red blockchain, el intercambio del mismo no podrá duplicarse y quedará trazada la vida completa posibilitando su autentificación.

Por otro lado, como vimos con el caso de los dominios, el intercambio del activo realmente es un acuerdo que se produce en el mundo off-line, aunque se plasme en el mundo on-line. Traspasar un NFT en blockchain es inmediato y 100% digital.

Por último, la tecnología blockchain permite definir una serie de estándares aplicables a cualquier activo digital, independientemente de su aplicación posterior. La infraestructura para el intercambio, propiedad, comercialización… será común para cualquier tipo de token. Esto conlleva que en tu wallet puedas llegar a poseer e intercambiar gatitos digitales, jugadas de un determinado partido de la NBA o arte digital con protocolos comunes.

En resumen, las características principales de un NFT sobre blockchain serían la estandarización, interoperabilidad, comerciabilidad, liquidez, inmutabilidad, trazabilidad y, también, llegar a la programabilidad de los tokens.

 

Antecedentes
Podemos decir que la primera aplicación de los NFTs fue el conocido caso de los CryptoKitties: gatitos únicos que se generan sobre la red de Ethereum y por los que se llegaron a negociar importantes sumas de dinero. Anteriores a los gatitos son los Cryptopunks, avatares virtuales punks coleccionables únicos, aunque no tuvieron la gran explosión que tuvieron los cryptokitties en 2018, ahora están moviendo grandes pujas por su consideración de antigüedades digitales.

La gran explosión de los gatetes virtuales, pronto atrajo la atracción de otros proyectos similares. De forma casi natural, los juegos de cartas coleccionables encontraron su hueco en el mundo digital, no olvidemos que MtGox fue el primer Exchange de criptomonedas (y el primer gran problema de seguridad) a partir de una comunidad de cartas de Magic the gathering. Después empezaron a atraer la atención de los coleccionables de deportes y cada vez son más los deportes que están ofreciendo NFTs a sus aficionados (MLB, NBA, F1, …).

 

Mundo virtuales

El ecosistema va mucho más allá ahora mismo: nos puede llegar a estallar la cabeza si pensamos que ya hay mundos virtuales, en los que se venden parcelas de su metaverso como NFTs y en los que pueden ser expuestos otros NFTs. Por ejemplo Cryptovoxels, que ha creado una experiencia de realidad virtual que se va expandiendo según va apareciendo demanda de nuevos espacios sobre los que exponer tus propios NFTs. Un gran espacio sobre el que se han creado galerías de cryptogatitos, pukies o edificios decorados con arte digital.

 

Resumen
El mundo de los NFTs se ha abierto a los especuladores y eso lo ha llevado a una gran explosión de precios que, posiblemente, conlleve sorpresas desagradables, pero no deja de ser una aplicación en la que la tecnología blockchain puede ser un gran disruptor, aumentando la eficiencia de los procesos y ampliando el mercado de los NFTs a un creciente mercado de usuarios.
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