Ethereum: La alternativa a Bitcoin

por | Oct 3, 2017 | Opinión

Ethereum es la alternativa más conocida a Bitcoin, en esta entrada os explicamos por qué.

Cada vez se habla más de Ethereum, una tecnología nacida sobre la misma plataforma sobre la que se
sustenta Bitcoin (Blockchain), que quiere ir más allá de una moneda digital y se presenta como un gran ordenador distribuido virtual.

Las diferencias con Bitcoin

Ether, la criptodivisa que se utiliza en la plataforma Ethereum, se ha posicionado con firmeza en la segunda posición en el ranking de las divisas electrónicas, con una valoración de 26.297.430.391,49 € a día 18 de  eptiembre de 2017. Pero aunque el Ether es una moneda electrónica como Bitcoin, hay que explicar que hay una serie de diferencias fundamentales de concepto entre ambas. Algunas de ellas son puramente técnicas, como por ejemplo el algoritmo empleado, el tiempo por bloque o la dificultad de cálculo, pero lo que realmente hace diferente a los Ethers con respecto a Bitcoin, es que no existe un límite máximo al número ue
puede haber de ellos.

Esto implica que no va a existir un tope de monedas máximas que pueden existir, con lo cual no es una moneda deflacionaria, a diferencia del Bitcoin, del que se ha fijado el límite en 21 millones y no habrá nunca  ás que esa cantidad.

Con el Ether, al no existir el límite impuesto de monedas, se seguirán creando continuamente mientras existan usuarios que utilicen la plataforma.

Pero la tecnología de Ethereum no es sólo importante por la parte monetaria de la misma. Lo más importante de la tecnología de Ethereum es que se pueden desarrollar programas y ejecutarlos sobre la cadena de bloques de Ethereum, los conocidos como contratos inteligentes.

Ethereum y los contratos inteligentes.

Los contratos inteligentes son piezas de código software que se ejecutan de forma transparente al usuario y  ue normalmente acarrean una transacción financiera. Ethereum da la posibilidad de crear un software que se distribuye por todos los nodos de la Blockchain y que se ejecutan en la misma.

Lo que hace el contrato, de ahí el origen de su nombre, es, a grandes rasgos, estipular que “si pasa esto, haz esto otro”, pero utilizando Blockchain, por lo cual, no puede ser manipulado ni mutado.

Por lo tanto, estamos ante un “contrato” inmutable, lo que significa que una vez creado no se puede ni modificar ni falsificar y es responsabilidad del consenso de la mayoría que ese “contrato” se cumpla.

¿Para qué sirven entonces estos contratos?

 

La principal ventaja que tienen estos contratos es que, a diferencia de los convencionales, no es necesario pasar por una entidad central, no precisan intermediarios.

Esto abre muchas posibilidades, como por ejemplo, el caso de una aseguradora de vehículos. Cuando un usuario paga un seguro, está acordando el pago de una cantidad de dinero a una entidad a cambio de que ella se haga cargo en caso de un accidente.

Pero esto funciona únicamente cuando existe confianza entre las dos partes. Si el consumidor no confía en que la aseguradora vaya a responder ante un problema, no pagará la cuota del seguro. Y viceversa, si la  seguradora no confía en el asegurado, no le aceptará la aseguración.

Con un contrato inteligente esta duda se desvanece. Simplemente el dinero del compromiso del pago y el de la prima quedan ligados al contrato que se ejecutará automáticamente. Cuando haya un accidente, la  seguradora responderá, y cuando llegue el momento de pagar la prima, el contrato se ejecutará para asegurarse de que sea así.

Esto supone una ventaja, ya que convierte a este tipo de productos en algo completamente transparente, fiable y seguro, haciendo imposible la falsificación o la estafa por cualquiera de las dos partes.

Pero… ¿qué problemas tiene?

El mayor problema que tiene el Ethereum radica en su propia definición: son inmutables. Es decir, que cuando un contrato se establece, posteriormente no puede ser modificado. Una vez lanzado al blockchain, este no  uede ser cambiado de ninguna manera, ni siquiera cuando se encuentra un “bug” o un fallo en la programación. La única solución pasa por la anulación del mismo, que es un proceso difícil. Es un problema común en los contratos “reales”, para eso están los abogados, una cláusula interpretable de distinta forma  uede llevar a que el contrato sea denunciado. En el caso del software no hay dobles interpretaciones, pero si no se “redacta” correctamente el programa, analizando todas las posibilidades y cubriendo todas las situaciones, alguien que sea capaz de leer ese programa puede encontrar una vía para explotarlo de forma inesperada.

Por tanto, hemos visto las diferencias entre Ethereum y Bitcoin, y profundizado un poco más en el término de los contratos inteligentes. Aunque tenga su importancia a nivel criptomoneda, la tecnología más interesante se trata de la posibilidad de los contratos inteligentes.