El pasado 18 de enero celebramos la primera sesión del 2024 de nuestros Café Fintech. Una sesión dedicada a entender los negocios vinculados con la generación Z y su relación con el sector financiero.

Para ello contamos con Adrián Ballester, co-fundador y director de marca de Mazinn, una consultora generacional que cree que trabajar desde las personas jóvenes es la clave para entender la evolución en la cultura y activar así los cambios necesarios.

Adrián hizo un análisis de situación sobre la generación Z para todos los presentes, cuyas principales características son:

  • Nacidos entre 1995 y 2010.
  • Entienden de manera nativa todo lo digital.
  • Impulsan, difunden y aceleran muchos de los cambios sociales que se
    producen.
  • Tienen influencia en lo económico, tanto por el poder adquisitivo que ya
    tienen, como porque están cambiando el estatus quo de sectores como el lujo.
  • Cuentan con un gran poder de influencia en otras generaciones.

Estamos hablando de un sector de la sociedad que, en 2023, llegó a los 7,3 millones de “zetas”, lo que los convierte en un target clave para cualquier estrategia de marca, como todas las relacionadas con el sector financiero. Se trata de una generación que tiene acceso a gran cantidad de información, lo que suele derivar en una mayor conciencia social, medioambiental, etc. Aunque esto no siempre se traduce en unos hábitos coherentes con esa conciencia, sobre todo porque estamos ante una generación muy heterogénea, en la que la segmentación tradicional ya no basta.

Teniendo en cuenta este contexto, Adrián habló sobre la relación existente entre la generación Z y el sector financiero. Los “zetas” se sienten cada vez más lejos de la banca, pero la realidad es que interactúan más que antes con el sector por las posibilidades digitales que han surgido, como el metaverso, la banca abierta, el entorno cloud, la blockchain, los chatbots, etc. Todas estas opciones se adaptan mejor a sus necesidades y hacen que consideren a los bancos como algo innovador y próximo a los jóvenes. No obstante, también lo ven como algo grande y lejano, formado por gente de otras generaciones con la que sienten que tienen una brecha de comunicación grande, lo cuál influye en su conocimiento y comprensión del sector.

Si se les habla de banca tradicional, la perciben como “lo de toda la vida”, algo que les hace fiarse de las recomendaciones de sus padres a la hora de tomar sus primeras decisiones, como la de la apertura de una cuenta. Estamos ante un segmento de la población que busca que se diferencien “en el rollo” y les aporten un valor añadido a sus servicios, pues si no llegan a pensar que “todas las entidades bancarias son iguales”.

En cuanto a los neobancos, los perciben como algo nuevo y atractivo, quizás más cercano a ellos por los códigos, herramientas y lenguaje de comunicación que emplean, lo que los hace más comprensibles. Sin embargo, al pertenecer al mismo sector que la banca tradicional, siguen siendo algo desconocido.

¿Cómo puede acercarse una marca del sector financiero a la generación Z?

Los “zetas” valoran la personificación de los perfiles, con “caras humanas detrás de las redes” que generen conocimiento y cercanía entre las marcas y los jóvenes. Es por ello que prefieren las colaboraciones con creadores de contenido acordes a los valores de la marca, o la figura de un community manager a través de los perfiles, para que les expliquen la marca y así generar más empatía.

Lo que quiere esta generación es crear conexiones emocionales que brinden un valor auténtico y que tengan un impacto positivo en la sociedad. Algo clave para que el vínculo que se establezca sea fuerte y duradero.