¿Crowlending o Crowfunding? La mejor manera de financiar tu startup.
Como hemos visto en la entrada de maneras de financiar tu startup, las vías alternativas están cobrando una relevancia cada vez mayor en el sector de la financiación de las startups.
Tradicionalmente, estos métodos estaban más orientados a la financiación de pequeños proyectos, habitualmente de productos para financiar su salida al mercado. Pero los tiempos cambian y, ahora, cada vez más startups recurren a la economía colaborativa para recibir la financiación inicial, recurriendo así al crowfunding y el crowlending. En esta entrada os explicaremos qué es cada una y qué beneficios y desventajas tienen.
El Crowfunding.
Hay dos tipos de crowfunding que debemos distinguir. El primero es aquel en el que se realiza una donación de manera desinteresada para que se financie el proyecto, no considerándose una inversión. El segundo tipo es aquel en el que se invierte un dinero para conseguir un porcentaje de participación en el proyecto. Se ofrecen una serie de contraprestaciones, como regalos, versiones exclusivas, etc. o bien se ofrece un préstamo que posteriormente se recuperará.
Del segundo hablaremos en más profundidad, pues es el que más atañe a las startups. El también conocido como Equity crowfunding.
En esta modalidad de crowfunding, se aportan fondos a la empresa para obtener un beneficio económico. Es una modalidad en la que es necesario analizar bien los riesgos que conlleva, el modelo de negocio, las vías futuras, etc. de cada startup, ya que si el proyecto no funciona, se puede perder todo el dinero invertido.
La manera de recuperar el dinero es únicamente con el éxito de la startup o vendiendo la participación a otra persona.
¿Y el Crowlending?
El crowlending se considera un préstamo de dinero a un proyecto o persona, una especie de préstamo financiado con capital privado. Este préstamo tiene que devolverse en los pagos establecidos, sumándole a la
cantidad inicial el tipo de interés acordado entre ambas partes.
Es una manera de conseguir financiación sin tener que recurrir a un banco. Las condiciones son las mismas. El inversor da una cantidad de dinero, que espera ser recuperada al cabo de un tiempo con cierto tipo de interés, que previamente han acordado ambas partes.
Este tipo de financiación suele ser más empleada en fases más adelantadas del proyecto, ya que requiere devolver el capital en un plazo establecido.
¿Cuáles son las diferencias?
Las formas de financiación, tanto el crowfunding como el crowlending, pueden ser vías de financiar una startup, pero hay una serie de factores que se deberán tener en cuenta antes de elegir uno de los dos:
Beneficio esperado: El prestamista siempre obtiene una recompensa cuando el proyecto funciona bien. La diferencia es que en el Crowfunding los beneficios no tienen límite, ya que se convierte el inversor en una parte del accionado de la empresa y valdrá tanto como valga la empresa. En cambio, en el crowlending los beneficios se quedan limitados al tipo de interés acordado por ambas partes, sin poder formar parte de los beneficios de la empresa.
Garantías: En el crowfunding no existe ningún tipo de garantía. El inversor arriesga su dinero por parte de la compañía, confiando en su análisis previo y la capacidad que tenga de intuir el éxito del proyecto. Si sale bien, recuperará su dinero en forma de participaciones de la compañía, pero si sale mal, no existe ningún tipo de garantía.
En el caso del crowlending puede acordarse por ambas partes la presencia de una garantía a la hora de iniciar la relación en la firma del contrato, pero no necesariamente tienen que existir.
Riesgo: El riesgo del crowfunding es muy alto porque, como comentábamos en el punto anterior, no hay ninguna garantía de recuperar el dinero. Únicamente si el proyecto tiene éxito se recuperará el dinero, con lo cual, para el inversor supone una apuesta mucho más arriesgada. En el crowlending, el riesgo es menor porque existe un contrato de devolución con unos tiempos y pagos acordados. Sigue teniendo riesgos pero es más probable obtener el dinero de vuelta.
Tiempo: Otro parámetro importante a considerar es el tiempo de retorno de la inversión. En el caso del crowfunding lo habitual es que se devuelva cuando la startup tenga una solvencia suficiente, lo que hace que se tenga que esperar, habitualmente un periodo mayor, en torno a los 3-5 años.
En el crowlending el tiempo de retorno puede ser menor o mayor, pero existe un plazo marcado y seguro en el que se devolverá el dinero.
¿Cuál debo elegir para financiar mi startup?
Algo importante que debemos tener en cuenta es que emplear este tipo de financiaciones no implica que se renuncie a otros tipos. Es simplemente una manera de obtener dinero para llevar a cabo un proyecto.
En el caso del crowlending se obtiene un feedback mucho más detallado de la situación de la startup, aunque sólo sea en el momento del pago. En el caso del crowfunding, los inversores quedan a merced de la información que les quiera suministrar la startup, no estando obligados a comunicar con cierta periodicidad.
Es importante citar que para el crowfunding es muy importante mostrar a los potenciales inversores que el proyecto es bueno, el equipo es sólido, con garantías y que hay un modelo de negocio planeado y que espera dar buenos resultados.
Si no se es capaz de transmitir las bondades del proyecto, generalmente a través de un vídeo o una página web, este medio no es el adecuado, ya que no habrá contacto personal y tendrán que confiar en los recursos que le pueda proporcionar la startup. Dependerá después por parte de cada inversor elegir la startup adecuada en la que invertir.
En el caso del crowlending, más que contar las bondades del proyecto, se deberá demostrar una solvencia económica que indique que se va a devolver el préstamo en tiempo y forma. Es más probable que se acepte este tipo de financiación si ya se lleva un tiempo generando ingresos o ya se hayan lanzado proyectos antes de manera similar con éxito.
Es muy importante que antes de pasarse a este tipo de métodos de financiación se valore si se será capaz de cumplir las expectativas de los inversores o de ofrecer un producto lo suficientemente atractivo para que el potencial inversor arriesgue su dinero para financiar el proyecto.