Historia de Bitcoin

Es importante conocer un poco la historia de Bitcoin a pesar de su corta vida, ya que estamos hablando de una tecnología que empieza a funcionar en 2009. Este se ha convertido ya en uno de los casos de innovación disruptiva que están revolucionando la sociedad en este caso por la manera en la que concebimos el dinero.

Historia de Bitcoin

El creador de Bitcoin: Satoshi Nakamoto

Echemos la vista atrás para conocer el comienzo de la historia de bitcoin: en noviembre de 2008, y bajo el sobrenombre de Satoshi Nakamoto, una persona o un grupo de personas (la identidad de Satoshi quizá sea uno de los secretos más relevantes y mejor guardados de la actualidad) publica un mensaje en la lista de criptografía general de metzdowd.com en el que anuncia que ha estado trabajando en un sistema de dinero electrónico completamente p2p  (peer to peer o entre iguales). En el mismo mensaje publica el whitepaper en el que define las características de la nueva tecnología que por primera vez utiliza blockchain. La idea de Satoshi se materializa el 3 de enero de 2009 cuando entra en funcionamiento la red con el primer programa cliente (hablamos siempre de tecnología Open Source o código abierto con lo que cualquiera podía contribuir) y la generación de los primeros bitcoins.

Bitcoin: divisa digital distribuida

Hasta la aparición de Bitcoin, cualquier pago a través de un soporte electrónico estaba respaldado por una entidad de confianza (básicamente el banco en el que tengas la cuenta y que te suministra la tarjeta). Pagar con bitcoins supone que esa confianza se deposita en la propia red distribuida.

Vamos a ponernos en el caso de que vas a comprar unos zapatos con una tarjeta. El comercio le preguntará al banco si tienes saldo suficiente para realizar la operación y, de ser así, apuntará la correspondiente transacción para descontar el dinero de tu saldo. En el caso del pago mediante bitcoins, es la información que conforma la red distribuida de Bitcoin la que asegura el pago, es la propia tecnología descentralizada la que confirma que tu saldo en bitcoins es el que asegura tu cartera y la que se encarga de gestionar la transacción del pago de los zapatos.

A diferencia de las divisas fiduciarias (la moneda tradicional), detrás de la moneda digital no hay un banco central con capacidad “ilimitada” de generar nueva moneda. El Bitcoin se asemeja más a los tiempos
del patrón oro (en el que las divisas estaban respaldadas por ese mineral): se basa en un recurso, en este caso, criptográfico limitado. El algoritmo de generación de bitcoins hace que la capacidad de emitir nueva criptomoneda se reduzca en el largo plazo hasta el límite de los 21 millones de bitcoins. La generación de bitcoins se basa en un sistema de prueba de trabajo (POW de sus siglas en inglés), que supone un coste para los mineros que les repercute en el beneficio de obtener sus nuevos bitcoins.

Minando bitcoins

Con un poco más de detalle, esta prueba de trabajo consiste en un desafío criptográfico complejo que también sirve para prevenir intentos de fraude. Explicado de forma muy somera, cada bloque de la cadena de bloques (blockchain), como vimos en la entrada de Blockchain, se traduce en un código criptográfico. A este código, la definición del protocolo Bitcoin le exige que cumpla una condición, que es lo que complica la generación del mismo: la cadena generada debe de comenzar con un número determinado de ceros.

Esta condición va a ser prácticamente imposible que se cumpla con la encriptación directa del bloque, con lo que los mineros empezarán a añadir al bloque información «de relleno» hasta que el código encriptado que se obtenga cumpla esa condición. Básicamente se trata de un ensayo-error: prueba a añadir un dígito, encripta y comprueba si el código ya es válido, si no es así vuelvo a empezar.

Esta prueba de trabajo evoluciona en el tiempo y se adapta a la potencia de minado existente, aumentando la potencia de minado (los ordenadores más potentes permitirán realizar ese proceso cada vez más rápido), Este proceso se traduce en que la generación de nuevos bloques cada vez es más rápida, los requisitos del algoritmo se endurecen (se añade un nuevo cero a los requisitos de la cadena).

El objetivo es que el tiempo de generación de un nuevo bloque se mantenga siempre en torno a los 10 minutos.

Como comentábamos más arriba, el esfuerzo computacional que supone el minado de un nuevo bloque se ve recompensado por la generación de un número determinado de nuevos bitcoins que serán propiedad del minero. De nuevo las matemáticas entran en juego: para controlar esa generación de nuevos recursos, el algoritmo va reduciendo (a la mitad) paulatinamente el número de bitcoins generados con cada nuevo bloque de forma que el sistema está limitado por ese tope teórico de 21 millones de monedas.

Bitcoin economía global

¿El futuro de Bitcoin?

El tiempo que ha transcurrido en la breve historia del Bitcoin nos ha demostrado una cosa: está suponiendo una revolución. Al principio parecía que su aplicación serían los pagos online y los micropagos, pero por esa línea parecían que no triunfarían debido al tiempo de latencia de confirmación de una transacción y a la comisión asociada que hay que pagar a la red de mineros, que cada vez es más elevada. Asimismo, como sistema de transferencia de fondos inmediata parece que ya está llegando a su fin, las entidades financieras ya están ofreciendo alternativas. ¿Se convertirá en una reserva de valor, instrumento de inversión o cuál será su aplicación en el futuro? No lo sabemos, pero sin duda ninguna Bitcoin, o, en mayor medida, la tecnología Blockchain, está agitando el panorama de la economía global.