Construye-Mide-Aprende, el pilar de Lean Startup
El ciclo Construye-Mide-Aprende es el principal pilar del método Lean Startup. En esta entrada explicamos qué es y por qué es tan importante.
En la entrada de Los principios de Lean Startup, os comentábamos que el pilar más importante de todos era el ciclo de Construye-Mide-Aprende , pero no profundizamos en el tema. En esta entrada explicaremos el funcionamiento del mismo y su relevancia, el ciclo comienza con una hipótesis acerca de nuestra startup que queramos validar, que nos servirá para basar nuestro desarrollo y las posteriores métricas que obtendremos.
Las 3 fases del ciclo Construye-Mide-Aprende
Construye: Ya os explicamos en la entrada de ¿Qué es un M.V.P.? la importancia de tener un producto representativo de nuestra startup que podamos sacar al gran público para observar su respuesta. Por eso es el primer paso de este ciclo. Para poder comenzar, debemos tener un producto que nos requiera el menor esfuerzo, recursos y tiempo posibles para desarrollarlo, pero que refleje la esencia de nuestra compañía. Debe contener de manera clara y sencilla la propuesta de valor, de manera que la gente entienda de un simple vistazo qué es lo que ofreces, y en qué le va a beneficiar.
Gastar una gran cantidad de recursos en esta fase no tiene sentido, y es uno de los mayores errores que se cometen en las empresas emergentes, centrarse demasiado en tener un producto técnicamente perfecto, escalable y funcional, pero que a la hora de sacarlo al mercado, a nadie la interesa. Este prototipo puede ser una infinidad de cosas:
- Un prototipo en papel.
- Un vídeo de presentación
- Una «Landing page»
- Una prototipo 3D del producto….
Crear un M.V.P. permite iniciar el primer ciclo. No será perfecto, probablemente se tengan que hacer a mano actividades que posteriormente se automatizarán, pero lo importante es tener algo con lo que se pueda comenzar el ciclo iterativo para descubrir cuáles son los puntos fuertes y débiles de tu producto, que es la siguiente fase del ciclo:
Mide: Ya lo decía Bill Gates: «La información es poder», y en este caso no podría ser más cierto. De nada nos sirve tener un M.V.P. perfecto si no sabemos cómo están interactuando los usuarios con nuestro productos.
Debemos ser capaces de medir la mayor cantidad de datos posibles, tanto a nivel de captación (cuál es la estrategia de captación que mejores resultados me está dando, cuál es el canal adecuado, cuánto dinero me estoy gastando) como a nivel de interacción del usuario con nuestro producto.
La mayoría de las startups comienzan con una «landing page», una página en la que de un vistazo se pueda ver cuál es la propuesta de su producto, normalmente es su M.V.P. o lo contiene, en el caso de empresas de software que te ofrezcan un servicio online. Esta es la pasarela de acceso a tu producto, y debes ser capaz de guiar al usuario para que haga lo que tú pretendes, y de tener llamadas a la acción que te permita demostrar el interés por tu proyecto.
Descubrir qué es lo que le interesa más de nuestro producto, dónde hacen clic, hasta dónde hacen scroll, cuántas personas visitan la página de contacto, cuántas personas dejan su e-mail como muestra de interés, o en qué paso del formulario se nos cae la mayoría de la gente es información vital que deberemos adquirir para la siguiente fase: Aprende.
Aprende: Esta es la fase más importante de todas. De nada nos sirve tener un M.V.P. impresionante, capturar todos los datos posibles, si luego no somos capaces de analizarlos y sacar conclusiones en base a ellos para saber qué es lo que está funcionando.
Descubrir qué partes funcionan, y cuáles no, porqué se te van los clientes o no hacen clic en las acciones, cuánto porcentaje de usuarios «reservan» tu producto es vital. Para ello, debemos observar los datos, y realizar hipótesis, que deberemos contrastar con los propios datos para obtener conclusiones válidas.
Un ejemplo: Si un 60% de las personas escogen un modelo X, un 35% el modelo Y, y sólo un 5% el modelo Z, podremos concluír que el modelo Z no resulta de interés para nuestro target, y realmente no va a funcionar.
Puede que el modelo Z sea la característica que pensemos que es la mejor o la más importante de nuestro producto, o la que más nos gustaría que funcionara, pero si la realidad nos dice lo contrario, es hora de pivotar y quizá replantearse ciertas partes de la característica o modelo, o incluso descartarlo. También nos puede servir para descubrir si el target que definimos es el adecuado, o el que realmente se interesa en nuestro producto.
Una vez hayamos aprendido, es el momento de volver a comenzar el ciclo. Aplicar los conocimientos aprendidos y mejorar el M.V.P. inicial para poco a poco ir añadiendo características validadas por los clientes y conseguir que el producto tenga éxito.
Continuamos con el ciclo de Lean Startup, puedes leer las entradas anteriores: